Juan Carlos Zapata (ALnavío).- Nada es estable. Nada puede ser estable en el régimen de Maduro. No ha pasado un acontecimiento cuando ocurre otro. Lo que no pasa es el despeñadero. Es lo único que no es estable. Porque cambia de dirección. Y movimiento. Y velocidad. Hay un aspecto que sin embargo es constante. Y es la solución a la crisis. ¿Las elecciones presidenciales? ¿Siguen vigentes? Les cuento una experiencia muy cercana de unos empresarios con algunos jerarcas del régimen.
Sobre las elecciones, un día dicen sí; otro dicen no. No es que lo hagan de manera pública. Porque les cambia el humor. Y es que algunos jerarcas del régimen de Nicolás Maduro siempre están en lo mismo: solicitan consejos sobre si celebrar las elecciones presidenciales. Pero unas veces se les ve con disposición y otras veces no. O unas veces se emocionan hasta el punto de emocionar también a quien los ha recibido en su casa y a las horas, a las horas, cambia la historia. El punto es estable, la solución es estable. Los dirigentes no.
El relato que llega por tres vías diferentes es que esos jerarcas visitan a viejos dirigentes empresariales y políticos. Con ellos se reúnen en total secreto. Comienzan planteando los problemas comunes de la economía. De cómo mejorar esto y aquello. Después pasan a lo más concreto. Por ejemplo, el plan petrolero, cómo atraer la inversión extranjera, cómo quitarse de encima las sanciones impuestas por los Estados Unidos. Después de darle vueltas al mundo y al país, y mirar los detalles de la crisis, entran en el tema de las elecciones.
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