Por Juan Carlos Zapata (KonZ).- Lo primero que hace Diego Arria es aclarar por qué puede producirse esa absurda elección de Venezuela -en este caso la Venezuela de Maduro- para ocupar un puesto en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU siendo tan reciente el informe Bachelet que condena al régimen por la violación continuada y sistemática de los derechos humanos. Por qué si además, en la pasada Asamblea General de la ONU, el presidente de Colombia, Iván Duque, presentó un documento con pruebas sobre la alianza de Maduro con grupos terroristas. Por qué si la crisis generada por la incapacidad de Maduro ha expulsado del país a más de cinco millones de venezolanos, un éxodo considerado el mayor que se haya visto en la historia del hemisferio occidental.
Diego Arria, exembajador de Venezuela ante la ONU, y expresidente del Consejo de Seguridad, tiene la explicación en la punta de la lengua: Una elección así es posible por la realidad de la ONU. La mitad de sus miembros no son democráticos, y a esos Estados, los que integran el Consejo de Derechos Humanos, los eligen los 193 que conforman la Asamblea General. Además, el mecanismo se organiza por regiones. Los grupos regionales eligen a sus representantes. Adentro de los grupos se negocian las candidaturas. Al Grupo de Latinoamérica y el Caribe le correspondían dos puestos. Y allí se decidió que uno era para Venezuela y el otro para Brasil. Así que esta es una manera de “endosar” las candidaturas.
Dice Arria que en la ONU hay muchas comisiones y organizaciones en las que siempre se está votando. “El ejercicio de mercadeo en la ONU es permanente”. Arria recuerda la advertencia del exsecretario general de la ONU, Koffi Annan, en el sentido de que si los países democráticos no intervienen de manera firme las tiranías terminarán dominando el Consejo de los Derechos Humanos.
Ahora Diego Arria ha emprendido una gesta. Difícil. Complicada. Pero no imposible. La campaña es porque se logre desincorporar o suspender a Venezuela del Consejo de Derechos Humanos. Se logró en 2011 con Libia que había logrado un puesto en virtud del mismo mecanismo de selección regional, igual que Cuba lo logró hace poco. Entonces, una ONG llamada UN Watch comenzó una campaña para suspender a Libia y a Mohammar Gadaffi. El articulado de la carta de la ONU permite avanzar en esta línea. Suspender a Estados que hayan sido violadores de los derechos humanos. El precedente de Libia es real, aunque distinto, porque las potencias tenían en la mira al régimen de Gadaffi. En este caso, la comunidad democrática internacional también le tiene el foco puesto a Maduro, a quien no reconoce como presidente legítimo, y la Oficina de la Alta Comisionada para los Derechos Humanos de la ONU, Michelle Bachelet, mantiene en Caracas una comisión de monitoreo permanente. Esta ONG, UN Watch, es precisamente la que encabeza la campaña contra Maduro. El mecanismo en la ONU consiste en que una vez que se crea que se tienen los votos, uno de los países miembros solicita una convocatoria para que se proceda a votar en la Asamblea General. La mayoría más uno es suficiente. Si se logra sacarlo del Consejo de Derechos Humanos, es más rápido ir al siguiente paso, que es revocar las credenciales de los funcionarios del régimen que serían relevados por el equipo de Juan Guaidó. Y eso se traduce en que el régimen de Maduro saldría de todos los organismos que conforman la ONU. De la Unesco, de la FAO, del PNUD, etc.
Diego Arria no lo ve imposible. La prueba es cómo se produjo la reciente elección de Venezuela. Hay que tomar en cuenta que el régimen llevaba más de un año en campaña. El régimen se ocupa de la ONU, aspecto que, señala Arria, descuidó el gobierno interino de Guaidó, y cuando Duque llegó a la ONU con su denuncia, y cuando el equipo de Guaidó tomó Nueva York, llamando la atención sobre el régimen, ya era demasiado tarde para este evento. Y aun así, la candidatura de última hora de Costa Rica estuvo a punto de ganar. Maduro ganó con 105 votos pero Costa Rica, que se propuso con apenas dos semanas de antelación, obtuvo 96 votos. Una diferencia de nueve votos. Y eso, insiste Arria:
A pesar del lobby permanente del chavismo.
Leave a Reply