Este fin de semana, en el marco de las reuniones del G-20 celebradas en Buenos Aires, los presidentes de Estados Unidos y China, Donald Trump y Xi Jinping, se reunieron para tratar uno de los temas que más preocupa a los mercados en la actualidad: las tensiones comerciales entre ambas potencias.
Muchas eran las expectativas sobre esta reunión. Incluso algunos especulaban sobre una posible solución a la guerra comercial. Sin embargo, todo terminó sin una respuesta concluyente: se anunció la extensión por 90 días del plazo para lograr un acuerdo comercial.
Muchas eran las expectativas sobre esta reunión. Incluso algunos especulaban sobre una posible solución a la guerra comercial. Sin embargo, todo terminó sin una respuesta concluyente: se anunció la extensión por 90 días del plazo para lograr un acuerdo comercial. Además, Estados Unidos postergó el incremento de aranceles de 10% a 25% a un volumen de bienes que involucran 200.000 millones en bienes chinos que estaba pautado para principios del próximo año.
El presidente Trump anunció de manera extraoficial que China eliminará los aranceles de 40% que actualmente impone sobre las importaciones de automóviles estadounidenses lo que, de concretarse, generaría un atisbo de esperanza de cara a las negociaciones de los próximos 3 meses.
Cabe destacar que los aranceles son considerados en la teoría económica como un instrumento de política comercial generador de desigualdad: encarecen los precios de los bienes importados, haciendo que los consumidores pierdan poder adquisitivo y las grandes compañías con pocas ventajas comparativas aumenten sus beneficios.