Importan algunas pistas:
Que las negociaciones fueron iniciativa de la Casa Blanca. Porque a Obama, en las visitas a América Latina, siempre le reclamaban la posición de los Estados Unidoshacia Cuba.
Que en realidad todo comenzó con el primer mensaje enviado a los cubanos en mayo de 2013. Y la fecha importa. Ha muerto Hugo Chávez en marzo de ese año y Nicolás Maduro ha ganado la presidencia con una dudosa ventaja. Aquí cabe la conjetura que ha planeado todo este tiempo. Si a Raúl Castro lo motivó entrar en la jugada con Obama el hecho de que en Caracas el escenario cambiaba. Y si bien Cuba es un soporte todavía de Maduro, y poco o menos que poco ha cambiado en Cuba, no es por el acuerdo con Obama sino porque en Estados Unidos, Donald Trump determinó otro rumbo en las relaciones. ¿Qué hubiera pasado si la historia seguía su curso?
Que a Obama desde un principio lo movía el interés de entrar en otro estatus de relaciones. Para que los cubanos mordieran el anzuelo, para despistar a los grupos de poder interesados, y temiendo que la información se filtrara y ello pusiera punto final al proyecto, se lanzó una carnada: que se iba a conversar de presos políticos cubanos en Estados Unidos y del empresario norteamericano, Alan Gross, preso en Cuba.