Nicolás Maduro no quiere ni acepta limosnas. Pero el último acuerdo conseguido en China parece eso: una limosna. Sobre todo, después de que el gigante chino CNPC (Corporación Nacional del Petróleo de China) y sus tres filiales abandonaran la operación en Venezuela.
CNPC, de propiedad estatal, es la petrolera más importante de China, y una de las más poderosas del mundo. Espantada por la Orden Ejecutiva del presidente Donald Trump, la cual sanciona en Estados Unidos a empresas y países que hacen negocios con el régimen de Maduro, retiró su actividad en Venezuela.
Lo anunció el miércoles 4 de septiembre, poco después de que Huanquiu Contracting & Engineering, HQC, también se marchara aludiendo falta de pagos. HQC es afiliada de CNPC y contratista de Sinovesa, empresa mixta entre el grupo chino y la estatal venezolana PDVSA.
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