Cuando era candidato, Alberto Fernández envío señales directas de lo que pensaba del régimen de Nicolás Maduro. Y ahora como presidente electo de Argentina, también lo ha hecho. Ha sido un crítico por el carácter autoritario de Maduro. Por el abuso de poder. Y ahora, lo último, le recuerda la necesidad de la vigencia plena de la democracia como única vía para superar la desigualdad y la pobreza. Vigencia plena. No democracia a medias. El Premio Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa ha dicho: democracia con justicia. En el régimen de Maduro, ni lo uno ni lo otro.
El plan del equipo de Juan Guaidó y de su canciller, Julio Borges, parte de aquí. Que Alberto Fernández no constituye expresión alguna de las dictaduras del continente. Esta es la línea política y de acción. Diferenciar a Argentina de las dictaduras, de Venezuela, de Cuba, de Nicaragua, de Bolivia. Inclusive, diferenciar a Alberto Fernández de Cristina Kirchner. Pues el nuevo gobierno de Argentina, será un gobierno de él, y no de ella. Ella, Cristina, tan cercana a Maduro. “La posición de Alberto Fernández no será complaciente con el régimen de Maduro”, señala un documento que circula en el equipo de Guaidó y Borges.
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