Rafael Ramírez, purgado del poder por Nicolás Maduro y que ahora vive a caballo entre “varios países europeos”, también defiende su gestión petrolera y los beneficios que –según explica— fueron inyectados en obras sociales de Venezuela durante los 12 años en los que presidió Petróleos de Venezuela. Elude responsabilidades sobre los casos de corrupción, reparte culpas en su junta directiva pero, sobre todo, reivindica la era de la bonanza petrolera de finales de la década pasada. En ocasiones, como su jefe difunto, también puede presentarse como un vendedor de milagros.
En esta entrega, Ramírez accede a hablar sobre su amiga María Gabriela Chávez. La hija predilecta del fallecido expresidente mantuvo una estrecha y excelente relación que Ramírez todavía cuida, a juzgar por la delicadeza de sus respuestas. “María Gabriela siempre ha sido objeto de mucho ataque y mucho odio. Una cosa terrible”.
Lea esta nota completa en ALnavío.com