Desde temprano, la venezolana Cecilia Mijares, 25 años, se ha movido en el mundo de la estética. Primero trabajó como manicurista y luego aprendió a maquillar y poner pestañas postizas con una técnica que ha ido depurando hasta ser reconocida por su extensa clientela como una de las mejores.
Decidió en 2016 lanzarse al mundo de los negocios y abrir un local para atender a las clientes al entender que podía ser una fuente de ingresos estable. “Realmente me encanta hacerlo”, dice al diario ALnavío, esta caraqueña que creció y estudió en Madrid, a donde llegó cuando tenía cinco años. La madre, Patricia Morales Senges, llegaba a la capital de España a estudiar un posgrado en gabinetes de prensa y un doctorado en Historia de la Comunicación.
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