Cuando Juan Guaidó asumió constitucionalmente la Presidencia de la República, en su carácter de presidente de la Asamblea Nacional, se generó la expectativa de una pronta resolución de la crisis, tanto dentro de Venezuela, como en las principales cancillerías de los países democráticos occidentales.
Se constituyó, con gran esfuerzo, una red de apoyo de la comunidad internacional a la Presidencia de Guaidó. Estados Unidos por un lado, en coordinación con el Grupo de Lima, y la Unión Europea por el otro, impulsando la creación del Grupo de Contacto, desarrollaron una política de apoyo a una transición a la democracia en Venezuela.
Este proceso debía desembocar en la realización de unas elecciones presidenciales libres, para subsanar las no reconocidas del 20 de mayo de 2018, pasando por el cese de la usurpación de Nicolás Maduro, y el establecimiento de un gobierno de transición.
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