Por lo visto muchos han subestimado el problema Venezuela. Hace un año por estas fechas tanto en la administración de Donald Trump como en el Grupo de Lima daban por inminente la caída de Nicolás Maduro. Ahora en el otro lado de la cancha ocurre exactamente lo contrario, es el presidente ruso Vladímir Putin quien ha subestimado el costo que le implicaría seguir apoyando a Maduro.
La diferencia es que Estados Unidos, con una economía que es más de 10 veces la de Rusia, siempre tiene bastante margen de maniobra.
Dando por buenas las informaciones que recibió, Trump calculó una victoria fácil y rápida en Venezuela respaldando a Juan Guaidó en enero de 2019. Las cosas no han resultado como esperaba. Pero no por eso va a desistir. Todavía le queda mucho pulmón.
Lea esta nota completa en ALnavío