Olivia Szinetar migró primero, después lo hizo Patricia Pizzolante y por último Marcela González. En los planes de las tres estaban los estudios. Estudiar en Madrid un master, una especialidad, y homologar los títulos universitarios. No descartaban buscar trabajo, inclusive porque son especialistas en picoterapia y psicoanalítica. En Madrid se reencontraron. Hace ya un lustro. El tiempo vuela. Por esa época, Patricia y Olivia recién habían sido madres y no estaban en condiciones de emprender negocio alguno. Lo que querían era hablar sobre la experiencia de ser mamá.
Comoquiera que cada quien se proponía incursionar en el área de las consultas privadas, los reencuentros en 2015 fueron abriendo la puerta a la coincidencia de dictar talleres a padres y madres. Conocieron una persona que manejaba un centro de arte para niños. Y allí se dio la partida a los talleres. A raíz del segundo taller salieron a cenar y le dieron vuelta a un plan que les rondaba en la cabeza. Cada una de manera individual ya tenía pacientes. Las tres amigas tenían algo que aportar y en la suma ganaban todas.
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