Según la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc), y el proyecto Aircop en asociación con Interpol y la Organización Mundial de Aduanas (OMA), los grupos delictivos organizados se han enfocado durante mucho tiempo en acelerar el transporte de drogas y otros bienes ilícitos mediante el uso de barcos, contenedores o aviones, y así han podido transportar cantidades aún mayores de drogas en todo el mundo.
El transporte minoritario de clorhidrato de cocaína o anfetaminas, normalmente se hace en vuelos de aviación comercial, por personas llamadas narcomulas, utilizando maletas con doble fondo, ropa y zapatos impregnados, así como chalecos especialmente diseñados. La droga también es ocultada en cosas tan extrañas como sillas de ruedas, o en la forma más peligrosa, los dediles en el estómago o en los intestinos. Siempre tratando de evadir los controles aeroportuarios y de rayos X, para transportar unos pocos kilos.
Algunas cantidades un poco más importantes, como unas pocas decenas de kilos, son transportadas en aviones de carga empacados juntamente con flores o hierbas aromáticas, ocultos en frascos plásticos de productos veterinarios, y algunas otras formas sofisticadas de camuflaje, para evadir el rastreo de oficiales antidrogas y de perros entrenados.
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