El problema para Trump y también para Rusia y Arabia Saudita es que los inventarios están repletos y seguirán llenos, pues los acuerdos entran en vigencia en mayo y ese petróleo, el de los depósitos e inclusive el que se seguirá extrayendo del subsuelo este mes, no encuentra consumidores. La demanda no se va a recuperar porque la economía global no va a salir tan fácilmente de la recesión provocada por la pandemia. El FMI ya lo dijo: esta será la peor crisis desde la recesión mundial de 1929. Así que el mejor pronóstico es que el mercado conserve los precios de hoy pero en ningún momento mostrará una tendencia firme al alza, por lo menos este año. Un mes de guerra entre Rusia y Arabia Saudita bastó para sembrar la desconfianza y hasta el pánico que obligó a Trump a actuar, preocupado porque la situación podía llevar a la quiebra a empresas productoras del costoso petróleo de esquisto.
Queda claro que de ahora en adelante los Estados Unidos, Rusia y Arabia Saudita van a seguir entendiéndose en esta materia. Rusos y sauditas probaron la medicina amarga de la guerra del petróleo.
Y este es un factor a tomar en cuenta de ahora en adelante. El papel de los Estados Unidos como país productor; de hecho es el principal productor del mundo, por encima de Rusia y Arabia Saudita. Estados Unidos como elemento clave en la estabilización del mercado, y ahora en la búsqueda de acuerdos. Si a Estados Unidos se le ha reclamado la falta de liderazgo para enfrentar la pandemia, en cambio, en lo que respecta al petróleo no hay que poner en duda que si no es por lo que hizo Trump, ni la OPEP+, ni Rusia ni Arabia Saudita, ni México, se hubieran puesto de acuerdo.
Eso habla de la debilidad de la OPEP. Y habla de la debilidad de Arabia Saudita para lograr consensos. Y habla del nuevo poder estratégico de los Estados Unidos. Y habla de que al no medir consecuencias con su enfrentamiento particular, Arabia Saudita y Rusia, desencadenaron eventos que pueden conducir a cambios geopolíticos en el Golfo Pérsico. La crisis en Irán se da por insostenible. La misma Arabia Saudita no queda al margen de los riesgos. El problema es que de producirse cambios en la región, nadie está seguro de lo que puedan generar. Irán ha comenzado por solicitarle al FMI 5.000 millones de dólares. Se estima que la economía se va a contraer en más de 18%, y el desempleo subirá en 5.000.000 de personas. El mundo no saca cuentas del impacto en Venezuela, porque ya es una economía impactada. Lo nuevo es que el país se quedó sin gasolina, y ese es un tema sensible que puede generar situaciones de riesgo para el gobierno de Nicolás Maduro.
Queda claro que de ahora en adelante los Estados Unidos, Rusia y Arabia Saudita van a seguir entendiéndose en esta materia. Rusos y sauditas probaron la medicina amarga de la guerra del petróleo. A Rusia le interesa. Sabe que tiene en el gas y el petróleo un arma estratégica, un arma geopolítica. En cualquier momento la hará sentir en Europa.