Según aseguró Nicolás Maduro este fin de semana, un grupo de expertos que le aconseja sobre el manejo de la pandemia le recomendó “radicalizar” la cuarentena. El comentario cayó como agua fría en el país, ya que la parálisis económica impuesta golpea con fuerza a un aparato productivo que ya venía en recesión y agudiza el empobrecimiento de la población.
Diversos sectores, en especial del área comercial, han hecho pública su determinación de avanzar hacia una flexibilización que les permita operar, ya sea en horarios limitados y bajo estrictas normas que garanticen el aislamiento social. Los centros comerciales, por ejemplo, son de los que vienen ejerciendo presión para que les permitan reabrir sus puertas, ya que están en peligro los negocios que allí operan, así como los empleos que se generan.
Estas presiones llevaron a Tareck El Aissami, vicepresidente del Área Económica y ministro de Petróleo de Maduro, a indicar que se estudiaban protocolos de salubridad para aplicarlos en sectores que se habían mantenido inactivos durante la cuarentena, pues la idea es ir progresivamente hacia una “normalización relativa y vigilada”.
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