Daniel Gómez (ALnavío).- Qué bien lo pasó Nicolás Maduro con Max Blumenthal. En una montaña, con Caracas de fondo y los pajaritos cantando, Maduro y el periodista se la pasaron conversando sobre lo bien que lo hace el régimen, todo el apoyo que tiene, y lo malo que es Estados Unidos. Luego la realidad dice otra cosa, aunque eso ya es otra historia.
Yo creo en la verdad. La verdad es capaz de romper cualquier muro. Cualquier diferencia. Yo soy un hombre humilde, un conductor de autobús. Chavista. Formado por el comandante Hugo Chávez. Nada de lo que nosotros tenemos lo hemos hecho por la fuerza. La revolución bolivariana seguirá su curso, y la verdad se abrirá camino”.
Son palabras de Nicolás Maduro en la entrevista que le realizó hace una semana el periodista estadounidense Max Blumenthal, editor del portal Grayzone Project, un medio especializado en “arrojar una luz periodística sobre el estado de guerra perpetua de Estados Unidos y sus peligrosas repercusiones internas”. Así dice su página web.
Blumenthal se pasó la entrevista asintiendo. Como un alumno que escucha atentamente a un profesor. Y ese profesor era Maduro, a quien nunca se le vio tan relajado, quizá por el ambiente, en medio de la montaña, con Caracas de fondo y los pajaritos cantando.
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