Por Juan Carlos Zapata @periodistajcz.- Hace unos días estos no era así. Hace unas semanas el Gobierno lo tenía todo calculado. Maduro se juramenta para un segundo periodo presidencial y si se van los embajadores pues que se vayan. Eso decían. Al fin y al cabo el costo de la factura de la comunidad internacional ya se estaba pagando. Nicolás Maduro y Diosdado Cabello y también Jorge y Delcy Rodríguez preveían era esto: más presión del Grupo de Lima, más presión de Europa, más presión de los Estados Unidos. Hasta allí. Lo que no calculaban es que, de pronto, un discurso, una línea política, un acuerdo, un llamado, y una ruta en tres fases –cese la usurpación, transición y elecciones libres-, iba a despertar a todo un pueblo. Pero no en los sectores de siempre. El llamado prendió. Y con ella la protesta nacional. Inclusive en los barrios pobres.