Juan Carlos Zapata (ALnavío).- La operación de Nicolás Maduro, Diosdado Cabello y el general Vladimir Padrino López se venía diseñando desde hace semanas. Lo que no se esperaba es que la apuesta en escena se hiciera de una forma tan burda. Ante el mundo quedaron en evidencia las alcabalas policiales y militares, el bloqueo al recinto parlamentario para impedir el paso de Juan Guaidó y los diputados que lo respaldan, la violación del reglamento interno del Parlamento, el uso de un grupo de parlamentarios mercenarios y corruptos para integrar la directiva ilegítima, el modo en que se procedió a la juramentación y la actitud clara de que los diputados comprados por el régimen recibían instrucciones precisas de lo que debían hacer y deben seguir haciendo una vez posicionados en los cargos. El próximo paso será que el Tribunal Supremo de Justicia sentenciará que esa directiva y esa Asamblea Nacional son las legítimas.