Por Juan Carlos Zapata @periodistajcz.- La escena se repite. Asoma un brazo de Juan Guaidó y la gente sabe que es Juan Guaidó. Desde antes que aparezca la mano, ya la gente grita, aplaude, vocea consignas; ya la multitud se mueve, aquí cerca, allá en la distancia hay un remolino. Guaidó de pronto salta y está arriba. En el capó de un carro y el entusiasmo es total. Guaidó es un fenómeno. Lo siguen a él. Le creen a él. Y valoran la propuesta de cambio que plantea.