Zenaida Amador (Konz).- A inicios de mayo Nicolás Maduro aseguró que pronto viajaría a China “a darle un abrazo a nuestro hermano Xi Jinping” y solo se limitó a decir que con esa visita buscaría fortalecer los lazos entre ambas naciones. Si bien el comentario lució extemporáneo, dada la pandemia mundial del Covid-19, era una muestra clara de la necesidad de Maduro de apuntalar las alianzas estratégicas que mantienen su régimen en pie y que han puesto a sus altos funcionarios a abrazar acuerdos de diversa índole.
En el caso de China vale destacar que antes de que se impusiera la cuarentena en el país a causa del coronavirus se gestaban negociaciones con su gobierno para lograr una urgente renegociación de la deuda que la nación le paga con crudo. La prioridad entonces era pactar un período de gracia para resistir dada la carga de estas obligaciones, tomando en cuenta que China ya había dado señales de que no estaba dispuesta a otorgarle más financiamiento a Venezuela.
China le ha venido dando asistencia a Venezuela en materia de kits de despistaje del Covid-19 y otros insumos médicos e, incluso, envió al país un equipo de especialistas para dar apoyo en el control de la pandemia como parte de los acuerdos de cooperación binancional y sin generar compromisos adicionales para Venezuela. Pero es que al parecer se han abierto otros espacios de negociación.
Según Argus, el régimen de Maduro pactó con China la ayuda de recuperar parte del desmantelado sistema refinador del país y producir algo de gasolina para surtir el mercado local, que actualmente experimenta una aguda escasez de combustible. Jichai Power Equipment Company, filial de la estatal CNPC, sería una de las empresas chinas que están enviando compresores, partes y piezas, así como técnicos, para labores en la refinería de Amuay. Todos estos envíos y traslados se estarían haciendo a través de la sancionada aerolínea iraní Mahan Air a cambio de una remuneración de interés.
El puente con Teherán
El reporte de Argus indica que el régimen de Maduro está pagando con lingotes de oro del Banco Central de Venezuela a Mahan Air y a los proveedores en Irán y China para las refinerías venezolanas.
Irán se ha convertido en un aliado estratégico de Maduro para hacer frente a la escasez de gasolina y evadir las sanciones internacionales, proceso en el cual ha jugado un rol clave Tareck El Aissami, el recién nombrado ministro de Petróleo de Venezuela, a quien se le atribuyen las negociaciones personales con las autoridades iraníes.
En el pasado, El Aissami negoció en persona acuerdos con Turquía como conducto para la exportación de oro hacia ese país, para lo que impulsó un puente aéreo directo.
El oro serviría ahora para remunerar la ayuda de Irán a Venezuela en lo que respecta a gasolina. No obstante, la semana pasada el embajador de ese país en Caracas, Hojjatollan Soltani, negó a medios locales que técnicos iraníes estén trabajando en las refinerías, que se haya vendido gasolina a Venezuela o que hayan hecho operaciones de oro con la nación. Lo que sí confirmó es que han hecho vuelos frecuentes desde su país al estado Falcón para transportar equipos catalizadores “que se requieren con urgencia” para reactivar instalaciones de refinación en esa zona y dijo que “si Venezuela nos pide gasolina, les traeremos gasolina”.
Las investigaciones periodísticas de Reuters indican que esta semana “un tanquero que transporta combustible cargado en un puerto de Irán zarpó hacia Venezuela”. Aunque sin claridad sobre sus destinos finales, la agencia registró otras cuatro embarcaciones, todas de bandera iraní cargadas con combustible, que estaban a punto de cruzar el Océano Atlántico después de pasar el canal de Suez. No obstante, al menos una de ellas “aparece en una lista de embarques programados para ingresar a puerto venezolano”.
Punto de conexión
Otras alianzas estratégicas se han tejido con Trinidad y Tobago aun en medio de la pandemia. A fines de marzo, cuando ya había cuarentena en Venezuela y prohibición de vuelos, la vicepresidenta ejecutiva de Maduro viajó a en Trinidad y Tobago aparentemente para tratar temas vinculados con la propagación del coronavirus y la situación de los venezolanos en su territorio, como informó el ministro de Seguridad Nacional de este país, Stuart Young. Sin embargo, por diversas vías se ha vinculado la visita de Delcy Rodríguez con el papel activo de Trinidad en el paso de cargas a Venezuela y en la construcción de acuerdos que ayudarían a oxigenar al régimen venezolano.
De hecho, luego de la visita se produjo un hecho que colocó a Trinidad en la mira dado el cerco de sanciones internacionales impuestas contra Maduro. A inicios se mayo se reportó la compra de unos 150.000 barriles de gasolina hecha por la empresa ES Euro Shipping, con sede en Suiza, a la estatal Paria Fuel Trading de Trinidad, carga que habría sido movilizada por vía marítima a Venezuela. El ministro de Energía de Trinidad, Franklin Khan, dijo que los registros del contrato señalaban que la carga tenía como destino final Aruba. “Si parte de ese envío finalmente llegó a Venezuela, no tenemos responsabilidad en ese asunto”.
Julio Borges, comisionado presidencial para Relaciones Exteriores de Juan Guaidó, asegura que cuando Rodríguez viajó a Trinidad lo hizo acompañada por el presidente de Petróleos de Venezuela, PDVSA, Asdrúbal Chávez, y por otros funcionarios de la empresa estatal, porque el fin era “firmar acuerdos petroleros y gasíferos de espaldas al país, regalando nuestras riquezas”.
Borges llamó a las autoridades de Trinidad y Tobago a no ser cómplices de la dictadura de Maduro que, además, tiene conexiones con el crimen organizado.
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