Pronóstico del Padre Luis Ugalde: Si no se promueve la transición el régimen va a colapsar (II)

Por Juan Carlos Zapata @periodistajcz.- Esto tiene un límite. Este es un gobierno que lleva tres períodos presidenciales, y en los barrios la economía no ha mejorado. No se encuentran los productos. La seguridad no mejoró, pese a la esperanza que representaba Chávez por ser militar. La política de seguridad consiste en que llegan a un barrio y arrasan al barrio. A eso se le llama Operativo de Liberación del Pueblo. Es un operativo que tiene elementos criminales. Pero los delincuentes siguen allí.

Por Juan Carlos Zapata @periodistajcz.- Cuando Luis Ugalde retornó de Alemania –ya había tumbado la catedral y en su lugar había construido la capillita de la fe- sobreviene la crisis de la Universidad Católica. Es 1972. El año anterior ocurría la aparición del MAS. En Caracas aún se sienten los coletazos del Mayo Francés, cuya manifestación era el Poder Joven. La guerrilla ha sido derrotada. Gobiernan Rafael Caldera y Copei. Y los jóvenes estudiantes, cristianos para más señas, se inclinan por una Iglesia y una universidad menos conservadora. El Centro Gumilla y la revista SIC pertenecían a la visión crítica. La revista Sic data de 1968 aunque Gumilla de 1938. El creyente cristiano –no hay necesidad de hablar de católico, pues se supone que todo católico es cristiano- esperaba más de Caldera. Así que los factores confluyen. En ese coctel aparece Ugalde, en Gumilla. Al Centro se le ha tildado de traidor. De estar vendido al marxismo. La verdad es que los extremos estaban al rojo vivo. No se percataban de que el MAS era un partido crítico de la URSS y Cuba, del totalitarismo, del sectarismo. Y se olvidaban de que en las páginas de SIC el manifiesto de Vaclav Havel había tenido cabida.

-Cumplimos un papel –señala Ugalde- Si el país hubiera vivido con más sensatez en los años 70’, no estuviéramos donde estamos. Nos decían que la visión crítica estaba bien para aquellos países en los que mandaban dictaduras, pero no en Venezuela, ejemplo de la democracia social. Sin embargo, los índices desmejoraban.

El detonante fue que el MAS lanzó un candidato al Consejo Universitario que resultó victorioso. La reacción no se hizo esperar. Ahí está el plan, se dijeron las voces contrarias. Es el MAS un lobo disfrazado de cordero. Bajo esta lupa, se decide cortar el problema de raíz. Son expulsados varios estudiantes, profesores, sacerdotes jesuitas. Entre los estudiantes hay uno: Arturo Sosa Abascal. Era hijo de Arturo Sosa, banquero y quien iría a ser ministro de Hacienda de Luis Herrera. El hijo más tarde se haría también sacerdote jesuita. Se haría miembro de Gumilla. Llegaría a ser Provincial Jesuita y hoy vive en Roma, figura influyente en la Compañía de Jesús.

El caso es que la Universidad revienta en protestas. Los estudiantes se declaran en huelga de hambre. La protesta prende. El Centro Gumilla se solidariza con los huelguistas. Ugalde está en el medio. En plan de mediador. El conflicto llega a Roma. Y el padre Pedro Arrupe, jefe de la Compañía a nivel mundial, propone que se nombre una comisión que estudie los casos. Los estudiantes admiten que se revisen los expedientes, uno por uno. La Compañía de Jesús presiona a las autoridades mientras le solicita a los estudiantes que levanten la huelga, lo cual ocurre. Al principio, algunos creen que se han rendido, se han entregado. Sin embargo, el giro de los hechos les otorga la razón. Y es que se analizan los casos, se admite de nuevo a los expulsados y, lo más importante, según Ugalde, es lo siguiente:

-La Católica pasó de ser una escuela universitaria a ser universidad de verdad.

Sin embargo, habría consecuencias. El conflicto marcó al Centro Gumilla. El poder político y económico veía a sus miembros como comunistas. Presionaron a Carlos Andrés Pérez para que actuara, con la suerte de que Pérez, que había llegado al gobierno en 1974, resistió la embestida. Pese a ello, pese a la conducta comprensiva de CAP, Gumilla no cesó en sus críticas al sistema. La prueba resiste al tiempo y puede leerse aún en las hemerotecas lo que se escribió entonces en SIC sobre el derroche y la desmesura de la Gran Venezuela, el V Plan de la Nación, el Programa de Sidor, etc. Fue tanta la crítica que Carmelo Lauría, ministro todo poderoso del primer gobierno de Pérez, fue enviado a discutir con los gumilleros.

-Cumplimos un papel –señala Ugalde- Si el país hubiera vivido con más sensatez en los años 70’, no estuviéramos donde estamos. Nos decían que la visión crítica estaba bien para aquellos países en los que mandaban dictaduras, pero no en Venezuela, ejemplo de la democracia social. Sin embargo, los índices desmejoraban.

II

En 1979 comienza otra etapa para Ugalde. Es designado Provincial Jesuita, y fue en esa época cuando yo lo conocí. Comencé a estudiar en la UCV, alternando el trabajo en la revista SIC. Era un pasante de las tardes y también un pregonero de la publicación junto a otros amigos. Hacíamos batidas en la UCV con SIC, y así nos garantizábamos unos ingresos extras para compensar las becas. SIC tenía la ventaja de tratar los temas en profundidad abordados por aquellos sacerdotes dedicados al estudio y a la enseñanza. No solo vendíamos la publicación del mes, sino que logramos sacar de los depósitos todos aquellos números que se habían quedado fríos, atados con cabuya, llenos de polvo. El hermano Heliodo Avendaño –falleció hace una década- estaba sorprendido del volumen de ventas y, por supuesto, de los bolívares que comenzaron a ingresar. Bolívares fuertes, de verdad.

En varias oportunidades tuve el privilegio de sentarme a la mesa con el grupo de sacerdotes a quienes escuchaba debatir sobre la situación del país. Todavía se comentaba la anécdota de que un artículo de Arturo Sosa había creado tal confusión en el Gobierno del cual el padre era ministro, que a raíz de lo eso el joven se vio en la obligación de firmar Arturo Sosa Abascal, S.J. En SIC pasé un tiempo. Entre el trabajo y la biblioteca del centro, en la Escuela de Periodismo, en los pasillos de la UCV vendiendo la revista. Ugalde, por su parte, era ya una figura. Pasó a ocupar la vice rectoría de la Universidad y Sosa lo sustituyó como jefe Provincial.

No fue, en ningún modo, un asunto fácil para él. Aún lo observaban como un peligro. ¿Un marxista en la jerarquía de la Católica? Ya estamos en 1986. Y de pronto es 1989 y el Caracazo. Ugalde y el grupo de La Vega son detenidos, señalados de conspiradores. Luego se descubre la trama: era una forma de cerrarle el paso al cargo de rector. Esfuerzo inútil. Alcanzó el cargo y mucho más. La voz. Esta voz que hoy nos vuelve a hablar.

III

-¿El modelo chavista tiene futuro?

-Perdieron la coyuntura. Otra sería la situación si hubieran comenzado con las medidas en enero. Comenzaron con una campaña por el aumento de la gasolina y un día dijeron que mejor no hacían nada al respecto, y así el asunto nos sigue costando 12.000 millones de dólares. Lo mismo pasa con la sinceración del tipo de cambio. Todas esas medidas hubieran sido dolorosas en enero. Pero si ello sigue así, colapsa el régimen.

-¿Cómo se evita el colapso?

-¿El modelo chavista tiene futuro? -Perdieron la coyuntura. Otra sería la situación si hubieran comenzado con las medidas en enero. Comenzaron con una campaña por el aumento de la gasolina y un día dijeron que mejor no hacían nada al respecto, y así el asunto nos sigue costando 12.000 millones de dólares. Lo mismo pasa con la sinceración del tipo de cambio. Todas esas medidas hubieran sido dolorosas en enero. Pero si ello sigue así, colapsa el régimen.

-Promoviendo la transición. Yo creo que sería lamentable que mañana se vayan todos y dejen todo, dejen una bomba de tiempo, para que sean los otros lo que tengan que hacer los ajustes, las medidas como el aumento de la gasolina.

-Sería un costo muy alto para el chavismo.

-En la transición el Gobierno no puede lavarse las manos.

-¿Cómo se encamina la reconstrucción?

-Esto no es blanco ni es negro. Ni unos son los malos ni otros son los malos. Por supuesto, hay delincuentes que irán a la cárcel. Como pasó en Alemania después de la guerra. Pero no se persiguió a la población.

-Y habría que mantener programas sociales de emergencia porque la crisis es real.

-Sí, no se pueden eliminar. Hay que pensar en temas.

-¿Cómo cuáles?

-Salud es primordial. Se requiere un sistema primario que funcione como un reloj. Hay que tomar en cuenta que la mitad de los módulos de la Misión Barrio adentro están cerrados, y hay otros lugares donde funcionan bien.

-Otro tema es la educación.

-Todavía el 30% de nuestra población no cuenta con educación inicial. Esto quiere decir que más de la mitad de la población pobre no tiene educación inicial. Y eso que el profesor Aristóbulo Istúriz dijo que ello era su prioridad cuando se desempeñó como ministro de Educación. Y yo conozco esta situación. Lo digo por experiencia.

-La inseguridad es uno de los grandes problemas.

-La policía siente que el malandro tiene mejores armas que ellos. Esto queda al descubierto en la realidad de que el malandro dice que en tal y cual barrio manda él. Algo de esta cuestión había en los hechos de la Cota 905. Se reta a la policía. Y en el Gobierno hubo gente que se asustó, y con toda razón. Yo pude percatarme. Entonces entraron en la Cota 905 con tanquetas y armas largas. Cuando la fuerza pública entra así, lo hace disparando sin consideración.

-El Defensor del Pueblo dice que no ha habido denuncias.

-No hay denuncias porque son pobres. Algo parecido ocurrió con el Caracazo. Yo vivía en La Vega. Bastaba con ser muchacho para ser sospechoso, por lo que tenías que demostrar que no eras malandro. Después nos llevaron presos a nosotros, al grupo de sacerdotes que hacía vida allí. Chávez manipuló el Caracazo, haciéndolo ver como el inicio de la revolución y la realidad es que fue un estallido social.

-El chavismo es víctima de la propia violencia que incubó. Los grupos violentos. Las FBL. La alianza con la delincuencia en los barrios.

-Y eso tiene su propia lógica una vez que se toma el poder. Los malandros se sienten más amigos del poder. Por lo que, como dije, en el Gobierno se asustan algunos, también los militares. De ello están conscientes Miguel Rodríguez Torres, Freddy Bernal. Los militares señalan que la situación no puede seguir así. Que el monopolio de las armas debe ser de la Fuerza Armada.

Desmontar el esquema va a ser complicado.

-El muchacho le toma el gusto al poder. Y los jefes en las zonas controladas por la delincuencia usan la zanahoria y el garrote: drogas, armas. Los muchachos se adhieren por miedo. Y el Gobierno fomentó ese miedo. El Gobierno pensó que los delincuentes eran de ellos, y que los iban a ayudar a meterle miedo a la burguesía.

-En qué otra materia hay que pensar en la transición.

-Los consejos comunales. Son una instancia de poder y al mismo tiempo de poder económico. Es un disparate como se ha abordado. Porque las obras requieren de pericia y profesionalismo. Es muy importante que los consejos comunales sean el origen de una nueva creatividad productiva. Si se hace una siembra, tiene que ser productiva. Se crearon muchas empresas, comunas, cooperativas, y se anotaba la gente para recibir el dinero pero no para producir. Entonces compraban motos o los gastaban en otras cosas. El ejemplo más demostrativo de todo este fracaso es Aragua, la tierras de Vollmer. Llenaron la autopista de avisos. Montaron invernaderos. Al principio la gente empezó a trabajar. Ahora no hay gente, y en los invernaderos lo que hay es monte. Hay que cambiar el esquema. Porque hasta hoy no hay sentido de producción. Se formaron cooperativas para recibir, no para producir.

-Pero eso da votos…

-Es cierto, pero por ejemplo, uno de los afectados de la carretera Panamericana, a los que les fueron arrasadas sus casas, dijo: “Y esto lo pagarán en las elecciones”. Es que la fidelidad no está garantizada. ¿Había un millón 200 mil empleados públicos y ahora cuántos hay en el Gobierno y en PDVSA, etc.? Son cuatro millones. Y aún así, el voto es secreto y más de la mitad o va a votar por otro o no va a votar por el Gobierno.

IV-El chavismo ha sido diestro en el discurso, la propaganda, la manipulación.

-Han demostrado un descaro en la utilización de la palabra que contradicen los hechos. No por descuido. De los últimos casos el de la Cota 905, el Cují y la Panamericana. Llegan a un barrio y arrasan a un barrio. A eso se le llama Operativo de Liberación del Pueblo. Eso está estudiado. Vemos hacer un operativo que tiene elementos criminales. Se han derribado casas y ni siquiera los enseres se han respetado. No hay recibos. Es posible, se entiende, que debas trasladar a la gente, pero no tratarlas como perros. Hay una política muy fría. Con la palabra hay un discurso y con los hechos, otro. Se le atribuye a un operativo de liberación lo que en realidad es un hecho de represión. Se habla de liberación de delincuentes, pero no se ha liberado a la comunidad de los delincuentes. En el lenguaje hay una continuidad. Una insistencia. Lo mismo ocurre con la palabra socialismo. El libro de Orwell lo refleja. El control escolar. Eso de liberar a la escuela de la alineación capitalista. Al final, se falsifica la realidad. En la película sobre Bolívar, este viene a enfrentar a Páez en Venezuela pero entonces lo fusilan en Santa Marta. Eso es una falsificación. Todo con el fin de construir un mito. Páez es un payaso. Importa lo que podamos meterle a la gente en la cabeza.

-Eso tiene un límite.

-Claro que lo tiene. No hay hechos. Este es un gobierno que lleva tres períodos presidenciales, y en los barrios la economía no ha mejorado. No se encuentran los productos. La seguridad no mejoró, pese a la esperanza que representaba Chávez por ser militar.

-Sin embargo se insiste en lo perverso del pasado.

-En Venezuela suena novedoso. Pero no lo es. En 1966, en mi primer viaje a Berlín, escuché una grabación en la que el sistema explicaba que tenían que hacer el Muro para que no entrara la corrupción del capitalismo.

-Ese discurso ha sido recurrente aquí…

-Pero ahora se nota más. En la etapa de Chávez se veía menos debido a su discurso, a su habilidad, su carisma. En esta etapa, por la falta de dinero, y por la falta de liderazgo, las fallas se notan más. La represión se ve más.

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